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Descubre qué dice la Biblia sobre la enfermedad y cómo enfrentarla

La enfermedad es una de las realidades más dolorosas que los seres humanos enfrentan en su vida. Desde la antigüedad, las personas han buscado respuestas a preguntas como «¿Por qué enfermamos?» o «¿Cómo podemos enfrentar la enfermedad?». En este artículo, exploraremos lo que dice la Biblia sobre la enfermedad y cómo podemos enfrentarla.

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La enfermedad en la Biblia

La Biblia habla mucho sobre la enfermedad. En el Antiguo Testamento, la enfermedad a menudo se consideraba como un castigo de Dios por el pecado. Por ejemplo, en Éxodo 15:26, Dios dice: «Si escuchas atentamente la voz del Señor tu Dios y haces lo que es recto a sus ojos, si das oído a sus mandamientos y guardas todos sus estatutos, no te enviaré ninguna de las enfermedades que envié a los egipcios, porque yo soy el Señor, que te sana».

En el Nuevo Testamento, Jesús curó a muchos enfermos y enseñó a sus discípulos a hacer lo mismo. En Marcos 16:17-18, Jesús dijo: «Estas señales seguirán a los que creen: en mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes en sus manos, y si beben algo mortal, no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos, y éstos sanarán».

La enfermedad como oportunidad para crecer espiritualmente

Aunque la enfermedad puede ser una experiencia dolorosa y difícil, también puede ser una oportunidad para crecer espiritualmente. En Santiago 1:2-4, se nos dice: «Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, porque ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a su fin la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada».

La enfermedad también puede ser una oportunidad para confiar en Dios y experimentar su amor y cuidado. En Salmos 41:3, se nos dice: «El Señor lo sostendrá sobre el lecho de dolor, y lo aliviará en su enfermedad».

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Cómo enfrentar la enfermedad

La Biblia nos enseña que podemos enfrentar la enfermedad de muchas maneras.

En primer lugar, podemos orar por sanidad. En Santiago 5:14-15, se nos dice: «¿Está alguno enfermo entre ustedes? Llame a los ancianos de la iglesia, y que oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará».

También podemos buscar tratamiento médico. En Lucas 10:34, Jesús utiliza el ejemplo del buen samaritano para enseñarnos que debemos cuidar de nuestra salud física: «Se acercó a él, le curó las heridas con aceite y vino, y las vendó. Después lo puso sobre su propia montura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó».

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Además, podemos confiar en la promesa de Dios de que él nos ama y cuida de nosotros en todo momento. En Romanos 8:38-39, se nos dice: «Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá separarnos del amor de Dios, que es en Cristo Jesús nuestro Señor».

¿Por qué Dios permite la enfermedad?

La Biblia no siempre nos da una respuesta clara a esta pregunta. Sin embargo, podemos confiar en la promesa de que Dios nos ama y cuida de nosotros en todo momento. Además, la enfermedad puede ser una oportunidad para crecer espiritualmente y confiar en Dios más plenamente.

¿Deberíamos confiar solo en la oración para sanarnos?

No necesariamente. La Biblia nos enseña que podemos buscar tratamiento médico y cuidar de nuestra salud física. Además, la oración puede ser una herramienta poderosa para conectarnos con Dios y pedir su ayuda en momentos de enfermedad.