¿Qué es la felicidad?
La felicidad es un concepto que ha sido objeto de estudio y análisis por parte de filósofos, psicólogos y teólogos a lo largo de la historia. La mayoría de las personas la asocian con la satisfacción de los deseos y la ausencia de problemas o sufrimiento. Sin embargo, según la Biblia, la felicidad va mucho más allá de un simple estado emocional.
La felicidad en la Biblia
En la Biblia, la felicidad se relaciona con la idea de «bienaventuranza». Jesús mencionó las bienaventuranzas en el Sermón del Monte, que se encuentran en el Evangelio de Mateo. En ellas, Jesús describe la felicidad como el estado de aquellos que son bendecidos por Dios, independientemente de las circunstancias externas.
Las bienaventuranzas son ocho declaraciones que comienzan con la frase «Bienaventurados los…» y que nos enseñan sobre las actitudes que debemos tener para ser felices según la Biblia. Aquí te presentamos un resumen de cada una de ellas:
Los pobres de espíritu son aquellos que reconocen su necesidad de Dios y confían en él. Son felices porque tienen el reino de los cielos.
Los que lloran son aquellos que lamentan el pecado y el sufrimiento en el mundo. Son felices porque serán consolados.
Los mansos son aquellos que tienen humildad y paciencia en todas las situaciones. Son felices porque heredarán la tierra.
Los que tienen hambre y sed de justicia son aquellos que desean hacer lo correcto y luchan por la justicia. Son felices porque serán saciados.
Los misericordiosos son aquellos que tienen compasión y perdonan a los demás. Son felices porque recibirán misericordia.
Los limpios de corazón son aquellos que tienen una mente y un corazón puros. Son felices porque verán a Dios.
Los pacificadores son aquellos que buscan la paz y la reconciliación. Son felices porque serán llamados hijos de Dios.
Los perseguidos por causa de la justicia son aquellos que sufren por hacer lo correcto. Son felices porque el reino de los cielos les pertenece.
La felicidad según la Biblia no se basa en las circunstancias externas, sino en nuestra relación con Dios y en las actitudes que adoptamos frente a la vida. Al seguir las bienaventuranzas, podemos experimentar la verdadera felicidad que Dios nos ofrece. ¿Estás dispuesto a buscarla?