La evangelización es una práctica fundamental dentro de la fe cristiana, pero a menudo se malinterpreta o se realiza de manera inapropiada. En este artículo, exploraremos lo que dice la Biblia sobre la evangelización y cómo podemos aplicar esos principios a nuestras propias vidas.
¿Qué es la evangelización?
La evangelización es el acto de compartir el evangelio de Jesucristo con aquellos que no lo conocen. El evangelio es el mensaje de que Dios nos ama y desea tener una relación con nosotros, pero que nuestro pecado nos separa de Él. Jesucristo vino a la tierra y murió en la cruz para pagar por nuestros pecados y ofrecernos la salvación. La evangelización, entonces, es compartir esta buena noticia con los demás.
¿Por qué es importante la evangelización?
La evangelización es importante porque es un mandato de Jesucristo. En Mateo 28:19-20, Jesús les dice a sus discípulos: «Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado». Esta es conocida como la Gran Comisión, y es una tarea que se nos ha encomendado a todos los cristianos.
Además, la evangelización es importante porque es una forma de amar a nuestros semejantes. Si creemos que la salvación es la cosa más importante que alguien puede tener, entonces es natural querer compartir esa verdad con los demás. La evangelización es una forma de mostrar amor y preocupación por aquellos que aún no conocen a Cristo.
¿Cómo debemos evangelizar?
La Biblia nos da algunas pautas sobre cómo debemos evangelizar. En primer lugar, debemos hacerlo con amor y respeto. En 1 Pedro 3:15, se nos dice que debemos estar «siempre preparados para dar respuesta a todo el que nos pida razón de la esperanza que tenemos, pero háganlo con gentileza y respeto».
También debemos evangelizar con humildad, recordando que nuestra salvación no se debe a nuestros propios méritos, sino a la gracia de Dios. En Efesios 2:8-9, se nos dice: «Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte».
Debemos evangelizar con la ayuda del Espíritu Santo. En Hechos 1:8, Jesús les dice a sus discípulos: «Pero recibirán poder cuando el Espíritu Santo descienda sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra». Es el Espíritu Santo quien nos da la sabiduría y la capacidad para compartir el evangelio de manera efectiva.
¿Cómo podemos prepararnos para la evangelización?
Para prepararnos para la evangelización, es importante que sepamos bien lo que creemos y por qué lo creemos. Debemos estudiar la Biblia y orar para que el Espíritu Santo nos dé entendimiento. También es útil practicar compartiendo nuestra fe con otros cristianos y recibir retroalimentación constructiva.
Además, debemos estar dispuestos a salir de nuestra zona de confort y hablar con personas que puedan tener opiniones diferentes a las nuestras. Debemos estar abiertos a escuchar sus preguntas y preocupaciones, y estar preparados para responder con amor y respeto.
La evangelización es una tarea importante para todos los cristianos. Debemos hacerlo con amor, humildad y la ayuda del Espíritu Santo. Al prepararnos adecuadamente y estar dispuestos a salir de nuestra zona de confort, podemos compartir el evangelio de manera efectiva y mostrar amor y preocupación por aquellos que aún no conocen a Cristo.
Preguntas frecuentes
¿La evangelización es solo para los líderes de la iglesia?
No, la evangelización es una tarea que se nos ha encomendado a todos los cristianos. Todos tenemos la responsabilidad de compartir el evangelio con aquellos que no lo conocen.
¿Cómo puedo saber si estoy evangelizando de manera efectiva?
La efectividad de la evangelización no se mide por la cantidad de personas que aceptan a Cristo, sino por nuestra fidelidad en compartir el mensaje de manera amorosa y respetuosa. Debemos confiar en que el Espíritu Santo está trabajando en los corazones de aquellos a quienes hablamos, y que Él es quien cambia las vidas.
¿Qué debo hacer si alguien rechaza el evangelio?
Debemos respetar la decisión de la persona y continuar amándola y orando por ella. No podemos forzar a nadie a aceptar a Cristo, pero podemos seguir siendo un buen ejemplo y estar disponibles para responder preguntas o hablar si la persona cambia de opinión en el futuro.