La promesa de Jesús en Mateo 28:20 es una de las más importantes de la Biblia. En este pasaje, Jesús promete estar con nosotros siempre, incluso hasta el fin del mundo. Esta promesa es una fuente de consuelo y esperanza para los cristianos de todo el mundo. En este artículo, exploraremos el significado de esta promesa en detalle y su relevancia para nuestra vida diaria.
¿Quién hizo esta promesa?
La promesa en Mateo 28:20 fue hecha por Jesús. Después de resucitar de entre los muertos, Jesús se apareció a sus discípulos y les dio la Gran Comisión. Les dijo que fueran y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Luego, les aseguró que estaría con ellos siempre, incluso hasta el fin del mundo.
¿Qué significa esta promesa?
La promesa de Jesús en Mateo 28:20 significa que nunca estamos solos. Jesús está con nosotros en todo momento, en cada circunstancia de la vida. Él nos guía y nos protege. Esta promesa también significa que Jesús es fiel. Él nunca nos abandonará ni nos dejará. Esta promesa es una fuente de fortaleza y aliento para los cristianos de todo el mundo.
¿Cómo podemos experimentar esta promesa?
Para experimentar la promesa de Jesús en Mateo 28:20, debemos confiar en él. Debemos creer que él está con nosotros y que nos guiará en el camino correcto. También debemos estar en comunión con él a través de la oración y la lectura de la Biblia. Cuando confiamos en Jesús y estamos en comunión con él, podemos experimentar la paz y la alegría que solo él puede ofrecer.
¿Por qué es importante esta promesa?
La promesa de Jesús en Mateo 28:20 es importante porque nos recuerda que no estamos solos. En un mundo lleno de incertidumbre y dolor, esta promesa es una fuente de esperanza y consuelo. También es importante porque nos recuerda la fidelidad de Jesús. Él nunca nos abandonará ni nos dejará. Esta promesa es una fuente de fortaleza y aliento para los cristianos de todo el mundo.
La promesa de Jesús en Mateo 28:20 es una de las más importantes de la Biblia. Esta promesa nos recuerda que Jesús está con nosotros siempre, incluso hasta el fin del mundo. Nos da la paz y la alegría que solo él puede ofrecer, y nos recuerda su fidelidad. Debemos confiar en él y estar en comunión con él para experimentar esta promesa en nuestras vidas diarias.