¿Qué es una ofrenda?
La ofrenda es un acto de ofrecimiento que se hace a Dios como una forma de adoración y gratitud. Según la Biblia, la ofrenda puede incluir tanto bienes materiales como sacrificios espirituales, como la oración y la alabanza. En el Antiguo Testamento, la ofrenda era una parte importante de la adoración en el templo, mientras que en el Nuevo Testamento, la ofrenda se convierte en un acto personal y voluntario.
¿Por qué debemos hacer ofrendas?
La ofrenda es una forma de demostrar nuestra gratitud y amor a Dios. Al ofrecer nuestras posesiones y nuestra vida a Dios, reconocemos que todo lo que tenemos proviene de Él y que somos mayordomos de sus bienes. Además, la ofrenda nos ayuda a mantener nuestra perspectiva correcta sobre el dinero y nos enseña a confiar en Dios como nuestro proveedor.
¿Cómo hacer una ofrenda agradable a Dios?
La Biblia nos da instrucciones claras sobre cómo hacer una ofrenda agradable a Dios. En primer lugar, nuestra ofrenda debe ser voluntaria y generosa. En 2 Corintios 9:7, se nos dice que “cada uno dé como propuso en su corazón, no con tristeza ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”. Nuestra ofrenda debe ser un acto de alegría y gratitud, no una obligación o un deber.
En segundo lugar, nuestra ofrenda debe ser sincera y motivada por el amor a Dios y a los demás. En Mateo 22:37-39, Jesús nos enseña que el mayor mandamiento es amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente, y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Nuestra ofrenda debe reflejar este amor y estar dirigida a apoyar el trabajo de Dios en la iglesia y en el mundo.
En tercer lugar, nuestra ofrenda debe ser consistente y planificada. En 1 Corintios 16:2, se nos dice que debemos apartar una cantidad de dinero cada semana para la ofrenda.
Esto nos ayuda a ser fieles y disciplinados en nuestra ofrenda y a apoyar el trabajo de Dios de manera constante.
¿Qué debemos ofrecer?
En el Antiguo Testamento, se ofrecían animales y otros bienes materiales como ofrenda. En el Nuevo Testamento, la ofrenda se convierte en un acto personal y voluntario, y podemos ofrecer cualquier cosa que tengamos. En 2 Corintios 9:6, se nos dice que “el que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, también segará generosamente”. Debemos ofrecer lo mejor de lo que tenemos, ya sea dinero, tiempo, talentos o habilidades.
¿Qué debemos evitar en nuestra ofrenda?
Nuestra ofrenda debe ser un acto de amor y gratitud, no un medio para obtener beneficios personales. Debemos evitar la ostentación y el orgullo al hacer nuestra ofrenda, y no debemos esperar nada a cambio. En Mateo 6:1-4, Jesús nos dice que nuestra ofrenda debe ser en secreto, para que Dios nos recompense en secreto.
¿Qué pasa si no podemos ofrendar?
La ofrenda es un acto voluntario y no debe ser visto como una obligación o una carga. Si no podemos ofrendar por alguna razón, debemos confiar en Dios como nuestro proveedor y buscar formas de servir a Dios y a los demás de otras maneras.
¿Qué pasa con la ofrenda en la iglesia?
La ofrenda es una parte importante del servicio de adoración en la iglesia y es una forma de apoyar el trabajo de Dios en la comunidad y en el mundo. La ofrenda en la iglesia debe ser voluntaria, generosa, sincera y consistente, y debe ser dirigida a apoyar el trabajo de la iglesia en la comunidad.
La ofrenda es un acto de adoración y gratitud a Dios que nos enseña a confiar en Él como nuestro proveedor y a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Debemos hacer nuestra ofrenda de manera voluntaria, generosa, sincera y consistente, y ofrecer lo mejor de lo que tenemos. Al hacer nuestra ofrenda, demostramos nuestra fe en Dios y apoyamos su obra en la iglesia y en el mundo.