En la Biblia, encontramos numerosos relatos y enseñanzas que nos transmiten importantes mensajes sobre la vida y la forma en que debemos comportarnos. Uno de los conceptos recurrentes es el de “El que no Trabaje que no Coma”. A lo largo de la historia bíblica, vemos cómo esta idea se manifiesta de diferentes formas y cómo su aplicación puede ser relevante en nuestra propia vida.
Desde los primeros momentos
Desde las primeras páginas del libro del Génesis, se expresa la importancia del trabajo y su estrecha relación con la provisión de alimentos. En el relato de la creación, Dios pone al hombre en el Jardín de Edén “para que lo trabajara y lo cuidara” (Génesis 2:15). De esta manera, se establece una conexión clara entre el trabajo y la obtención de sustento.
La instrucción de Pablo
En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo aborda el tema del trabajo de manera explícita en su segunda carta a los Tesalonicenses. En ella, les da una instrucción muy clara: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (2 Tesalonicenses 3:10). Con estas palabras, Pablo enfatiza la importancia del trabajo y advierte sobre las consecuencias de la ociosidad.
Aprendiendo de las hormigas
La enseñanza sobre la relación entre el trabajo y la provisión de alimentos se encuentra también en el libro de Proverbios. Allí, se invita a observar el comportamiento de las hormigas como ejemplo de diligencia y previsión. “Ve a la hormiga, perezoso; fíjate en sus caminos y sé sabio. No tiene quien la mande, ni quien la dirija ni quien le dicte normas. En verano guarda sus provisiones, y en la época de la cosecha acumula su alimento” (Proverbios 6:6-8).
Aplicando el principio
La enseñanza de “El que no Trabaje que no Coma” no busca promover el sufrimiento de aquellos que, por diversas razones, no pueden trabajar. Más bien, busca resaltar la importancia de la responsabilidad y la diligencia en todos los ámbitos de nuestra vida. Incluso en el ámbito espiritual, encontramos la invitación a trabajar en nuestra relación con Dios y a poner en práctica los dones y talentos que él nos ha dado.
El principio de “El que no Trabaje que no Coma” nos recuerda la relevancia del trabajo y la autodisciplina. Es una invitación a esforzarnos en nuestras responsabilidades, a utilizar nuestros recursos de manera responsable y a buscar ser productivos en todos los aspectos de nuestra vida.