Diana es una diosa pagana que se menciona en la Biblia, específicamente en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Aunque su culto se originó en la Grecia antigua, se extendió por toda la región mediterránea y se convirtió en una de las deidades más populares en el mundo romano. En este artículo, exploraremos la verdad detrás de Diana y su papel en la Biblia.
¿Quién es Diana?
Diana es la diosa de la caza, la luna y la fertilidad en la mitología romana. Su equivalente en la mitología griega es Artemisa, hija de Zeus y hermana gemela de Apolo. Diana se representaba como una joven cazadora con un arco y una flecha y se asociaba con la luna y los animales salvajes. Su culto era muy popular en la antigua Roma y se celebraba en el templo de Artemisa en Éfeso.
Diana en la Biblia
Diana se menciona en el libro de los Hechos de los Apóstoles en el contexto de la predicación de Pablo en Éfeso. Los artesanos que fabricaban estatuas de la diosa se enfurecieron cuando Pablo les dijo que los ídolos no eran verdaderos dioses. Temían que la predicación de Pablo afectara su negocio y el culto a Diana. La situación se complicó y la multitud se amotinó, gritando: «¡Grande es Diana de los efesios!».
La verdad detrás del culto a Diana
El culto a Diana en Éfeso era muy importante y se asociaba con la prosperidad económica de la ciudad. Muchas personas creían que la diosa tenía poderes mágicos y que podía protegerlos de los peligros. Sin embargo, el culto también estaba lleno de supersticiones y prácticas paganas que iban en contra de los principios cristianos.
La enseñanza de Pablo
Pablo predicó en contra de la adoración de ídolos y la magia en todas sus formas. En lugar de eso, enseñó que solo hay un Dios verdadero y que la salvación viene a través de la fe en Jesucristo. Su enseñanza provocó la ira de los artesanos, pero también llevó a muchas personas a aceptar el cristianismo y abandonar el culto a Diana.
La verdad detrás de Diana es que era una diosa pagana adorada en la antigua Roma y Grecia. Su culto se extendió por todo el Mediterráneo y se convirtió en una parte importante de la vida religiosa y cultural de la época. Sin embargo, su adoración también estaba llena de supersticiones y prácticas paganas que iban en contra de los principios cristianos. La predicación de Pablo en Éfeso llevó a muchas personas a abandonar la adoración de Diana y aceptar el cristianismo.