No Hagáis Tesoros en la Tierra
La enseñanza de Jesús sobre la importancia de no acumular tesoros en la tierra se encuentra en el Evangelio de Mateo, capítulo 6, versículos 19 al 21. Esta parte de la Biblia es conocida como el Sermón de la Montaña, uno de los discursos más destacados de Jesús durante su ministerio terrenal.
El mensaje de Jesús
En este sermón, Jesús exhorta a sus seguidores a no acumular tesoros en la tierra, ya que su valor es efímero y están sujetos a la corrupción y el robo. En su lugar, Jesús anima a buscar los tesoros del cielo, los cuales son eternos y no pueden ser destruidos. Él enseña que donde esté nuestro tesoro, allí también estará nuestro corazón.
El contexto cultural
Para comprender adecuadamente el mensaje de Jesús, es importante entender el contexto cultural en el que vivía. En aquel tiempo, la acumulación de riquezas materiales era considerada una forma de asegurar la seguridad y el estatus social. Sin embargo, Jesús desafió esta mentalidad y enfatizó la importancia de buscar un tesoro más duradero y significativo: la relación con Dios y el amor hacia los demás.
La confianza en Dios
En su enseñanza, Jesús señala que no debemos preocuparnos por nuestras necesidades materiales, como la comida o la ropa, porque Dios conoce nuestras necesidades y nos proveerá. Él nos invita a confiar en la providencia divina y a buscar primero el reino de Dios y su justicia, confiando en que todo lo demás nos será dado por añadidura.
La advertencia contra la avaricia
Otro aspecto importante de la enseñanza de Jesús es su advertencia contra la avaricia y la idolatría del dinero. Él nos recuerda que no podemos servir a Dios y al dinero al mismo tiempo, ya que son dos señores que demandan nuestra lealtad. En lugar de hacer de la acumulación de riquezas nuestro principal objetivo, Jesús nos llama a buscar la voluntad de Dios y a ser generosos con los demás.
No Hagáis Tesoros en la Tierra
Como Sacerdote de la Iglesia Católica, me uno al mensaje de Jesús y exhorto a todos a reflexionar sobre la importancia de no acumular tesoros en la tierra. Nuestra verdadera riqueza se encuentra en nuestra relación con Dios y en nuestro amor hacia los demás. Les invito a meditar en las palabras de Jesús y a buscar los tesoros del cielo, que nunca se desvanecen ni se corrompen.