El significado de Dar de Gracia lo que de Gracia Hemos Recibido

En la Biblia, encontramos numerosos acontecimientos religiosos que nos enseñan importantes lecciones sobre la fe, la justicia y la piedad. Uno de estos pasajes destacados es el versículo que nos exhorta a “dar de gracia lo que de gracia hemos recibido”. En este artículo, exploraremos el significado detrás de estas palabras y cómo podemos aplicarlas en nuestra vida diaria.

El Contexto Bíblico

Estas palabras se encuentran en el Evangelio de Mateo, capítulo 10, versículo 8. Jesús, al enviar a sus discípulos para predicar el Evangelio, les instruye diciendo: “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; dad de gracia lo que de gracia habéis recibido”.

La Gracia de Dios

La “gracia” se refiere a un regalo o favor inmerecido que se nos concede de forma gratuita. En el contexto bíblico, la gracia de Dios se manifiesta a través de su amor, perdón y salvación. Como creyentes, hemos recibido abundantemente de la gracia de Dios a través de la obra redentora de Jesucristo en la cruz.

Sanar a los Enfermos

Una de las enseñanzas que podemos extraer de este versículo es la importancia de compartir la gracia que hemos recibido con los demás. Jesús nos exhorta a sanar a los enfermos, tanto física como espiritualmente. Esto no significa que tenemos el poder de realizar milagros, sino que debemos ser instrumentos de la gracia de Dios para traer salud y esperanza a quienes nos rodean.

Liberar de la Opresión

Otra lección significativa que podemos aprender es la de liberar a las personas de la opresión. En el versículo mencionado, Jesús instruye a sus discípulos a “echar fuera demonios”. Si bien esto puede interpretarse literalmente en algunos casos, también podemos entenderlo como la responsabilidad de luchar contra las fuerzas malignas que esclavizan a las personas en el pecado, la injusticia y el sufrimiento.

Dar de Gracia

La segunda parte del versículo nos llama a “dar de gracia lo que de gracia habéis recibido”. Esto implica que debemos ser generosos y desinteresados al compartir las bendiciones que hemos obtenido de Dios. No debemos retener para nosotros mismos las bendiciones de la gracia, sino que debemos compartirlas con amor y compasión hacia los demás.

Compartir el Evangelio

Una forma práctica de dar de gracia lo que hemos recibido es compartiendo el Evangelio con otros. La Buena Nueva de la salvación en Cristo es el mayor regalo que hemos recibido y, por lo tanto, debemos transmitirlo a aquellos que aún no lo han conocido. Al compartir nuestra fe, estamos extendiendo la gracia de Dios a quienes están necesitados de ella.

Servir a los demás

Otra manera de dar de gracia es a través del servicio desinteresado. Debemos ofrecer nuestro tiempo, talentos y recursos para ayudar a los necesitados, ofreciendo una mano amiga a quienes están pasando por dificultades. El servicio es una expresión tangible de la gracia de Dios en nuestras vidas.

En resumen, el versículo “dar de gracia lo que de gracia hemos recibido” nos desafía a vivir vidas de generosidad, compasión y servicio hacia los demás. La gracia de Dios es un regalo precioso y debemos compartirlo con los demás. Que este versículo nos inspire a ser canales de bendición y amor en el mundo que nos rodea.

Dios nos ha dado tanto, ahora es nuestro turno de compartirlo con los demás.