El color amarillo ha sido utilizado en la historia del arte y la religión como un símbolo de luz, sabiduría y energía divina. En la Biblia, el amarillo es un color que representa la gloria de Dios y su presencia en la Tierra. En este artículo, exploraremos el simbolismo bíblico del color amarillo y cómo ha sido utilizado en la historia del cristianismo.
El amarillo en el Antiguo Testamento
En el Antiguo Testamento, el color amarillo tiene un significado especial en la construcción del Tabernáculo, un santuario portátil que los israelitas llevaron con ellos en su éxodo a través del desierto. El Tabernáculo estaba cubierto de pieles de animales, pero también estaba decorado con telas de lino y lana de colores, incluyendo el amarillo.
El amarillo era uno de los colores utilizados en la tela del velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo dentro del Tabernáculo. También se utilizó en los bordados de las vestiduras sacerdotales, que incluían cinturones y turbantes amarillos.
En el libro de Esdras, el color amarillo se asocia con la gloria de Dios. El capítulo 8, versículo 21 dice: «Entonces proclamé un ayuno allí junto al río Ahava, para humillarnos delante de nuestro Dios y pedirle un camino seguro para nosotros, nuestros niños y todos nuestros bienes. Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropa y caballería que nos defendieran del enemigo en el camino, pues habíamos hablado al rey, diciéndole: La mano de nuestro Dios está sobre todos los que le buscan para bien, pero su poder y su ira están contra todos los que le abandonan. Así pues, ayunamos y pedimos esto a nuestro Dios, y él nos escuchó. Entonces separé a doce de los jefes de los sacerdotes, junto con Serebías, Hasabías y diez de sus hermanos; y les pesé la plata, el oro y los utensilios que el rey, sus consejeros, sus príncipes y todo Israel habían ofrecido para el templo de nuestro Dios. Entonces los entregué a los sacerdotes, hijos de Aarón, que estaban en el templo de nuestro Dios. Y les dije: Vosotros sois los santos del Señor, y las cosas sagradas están bajo vuestra custodia; por tanto, guardadlas hasta que las peséis delante de los jefes de los sacerdotes y de los levitas y de los jefes de las casas paternas de Israel, en Jerusalén, en los cuartos del templo de nuestro Dios».
El amarillo en el Nuevo Testamento
En el Nuevo Testamento, el color amarillo se asocia con la resurrección y la vida eterna. En el libro de Apocalipsis, el capítulo 1, versículo 16 dice: «En su mano derecha tenía siete estrellas, de su boca salía una espada afilada de dos filos, y su rostro brillaba como el sol en todo su esplendor».
En el capítulo 4, versículo 3, se describe el trono de Dios como «un arco iris que parecía una esmeralda». El arco iris es una mezcla de colores, incluyendo el amarillo, que simboliza la presencia de Dios en la Tierra.
En el capítulo 21, versículo 18, se describe la ciudad celestial como «de oro puro, transparente como vidrio». El oro es un símbolo de la divinidad y la perfección, y su color amarillo brilla como la luz divina.
El amarillo en la liturgia cristiana
El color amarillo se utiliza en la liturgia cristiana como un símbolo de alegría y esperanza. Se utiliza en la temporada de Pascua, que celebra la resurrección de Jesús, y también se utiliza en la fiesta de Cristo Rey en noviembre.
En algunos países, como España y México, el color amarillo se utiliza en las celebraciones de Semana Santa para simbolizar la luz de la resurrección y la esperanza de la vida eterna.
El color amarillo tiene un significado especial en la Biblia y en la liturgia cristiana. Se utiliza para simbolizar la presencia de Dios, la gloria divina y la vida eterna. En la historia del cristianismo, el amarillo ha sido utilizado en la construcción del Tabernáculo, en las vestiduras sacerdotales y en la liturgia de la iglesia. A través de su simbolismo, el color amarillo nos recuerda la presencia divina en nuestras vidas y nos da esperanza para la vida eterna.